Columna de Opinión: Transformar vidas es más necesario que nunca: Educación Técnica y Movilidad Social

Chile enfrenta el desafío de la generación igualitaria de oportunidades para niños, jóvenes y adultos. Estas oportunidades dependen de la provisión de una educación integral y de calidad, que proponga opciones de realización personal y desarrollo futuro a todas las personas. Sin embargo, la crisis educativa está dificultando el cumplimiento de este anhelo, lo que nos conmina a reaccionar rápido, con sentido de urgencia. Y no tenemos tiempo para equivocarnos. Debemos buscar nuevas soluciones o visualizar espacios que como sociedad no hemos potenciado.

Las crisis pueden ser oportunidades y la educación técnica es un espacio que ha logrado responder a las necesidades de miles personas, así como a los cambiantes requerimientos que enfrenta nuestra matriz productiva. Sin embargo, quienes han debido tomar tradicionalmente las decisiones en materia educacional no han relevado del todo su identidad y valor. Chile requiere una discusión que reposicione la necesidad de fortalecer, en primer lugar, la educación parvularia y primaria, y, en segundo término, la educación técnica, como un motor para construir una sociedad más justa e integradora, con oportunidades para todos, en cada una de las regiones del país.

Con el objeto de colaborar con una reflexión abierta, INACAP presentó recientemente un estudio que calcula el impacto de la Educación Superior Técnico Profesional (TP) en la movilidad social, tanto a nivel nacional como regional, con énfasis en la movilidad social educativa y socioeconómica. Los resultados son elocuentes. Un 57% de aquellos estudiantes que son primera generación en educación superior se tituló en Centros de Formación Técnica (CFT) e Institutos Profesionales (IP). Asimismo, las carreras TP muestran dos grandes movilizadores: por un lado, el interés vocacional de los estudiantes, y por otro, su alta empleabilidad y rentabilidad. En promedio, al comparar las distintas alternativas de estudios superiores, recién al año 18 desde el inicio de los estudios se observa una mayor rentabilidad neta de estudiar una carrera universitaria, versus hacerlo en su alternativa técnico-profesional. Los tiempos de estudio, recuperación de la inversión y empleabilidad asociada cumplen un rol significativo en estos cálculos. La TP busca, justamente, el desarrollo de competencias pertinentes para una inserción laboral exitosa y más temprana.

La heterogeneidad institucional en materia educacional también es relevante y eso debe ponerse de relieve al momento de hacer comparaciones, generar planes de apoyo y establecer prioridades. Por ejemplo, nadie cuestiona la calidad y trayectoria de la Universidad de Chile ni el valor sustantivo de los bienes públicos que genera, aunque ello no necesariamente ocurre con todas las instituciones. Siendo Chile el país que más invierte en educación superior de la OCDE (como % del PIB), vale la pena preguntarse si se está respondiendo a las necesidades de las personas y del país de manera eficaz y eficiente. La calidad y pertinencia de las carreras impartidas pasan a ser factores de análisis para proyectar decisiones futuras.

Desde un enfoque sociológico, en sociedades donde la educación preescolar, básica y media no siempre cumplen con los estándares requeridos, donde el acceso a otros servicios es precario y la distribución geográfica limita las posibilidades a ciertos grupos de nuestra sociedad, es la TP el primer espacio bajo el cual cientos de miles de chilenos reciben una educación de calidad y pertinencia territorial, resignificando su autoestima y posición social. Así, una vez titulados, acceden a un futuro que muchas veces no se imaginaban. Esta realidad, no suficientemente percibida en nuestro país, es la tónica en sociedades más desarrolladas, las cuales han encontrado en la educación TP una vía para la equidad social y el potenciamiento productivo.

La masificación de la educación superior debe responder a la capacidad de la matriz productiva de emplear a los titulados y facilitar nuevos emprendimientos. Un aumento de la cantidad de personas que estudia en la educación TP nos permite afrontar de mejor manera cambios tecnológicos, ambientales y demográficos progresivos y acelerados. El objetivo es que más personas puedan vivir una buena vida, acceder a un trabajo formal y de calidad, realizarse en lo personal y profesional, y ser felices. Debemos romper el prejuicio de que la educación superior que necesitamos es únicamente la universitaria: Chile necesita más oportunidades, necesita más TP.

Alberto Salas Muñoz

Presidente INACAP

Lucas Palacios Covarrubias

Rector INACAP