Esta composición está marcada por múltiples puntos de vista desde que Seurat estaba pensando en términos de una superficie decorativa y línea en lugar de espacio y profundidad. Un tanto desconcertante es la relación entre la acróbata y el caballo blanco como también la posición del payaso ubicado abajo.
La pintura fue pintada uniformemente con la técnica del puntillismo de Seurat, que se extendió incluso al marco pintado azul, fue el último trabajo del artista.
Seurat representa el circo, con su atmósfera festiva.
Este cuadro trata el tema del circo, frecuentado en esos mismos años 1880 por otros autores como Renoir, Degas yToulouse-Lautrec. Seurat lo trata con la técnica puntillista, en un cuadro en el que predomina el color amarillo. Seurat redujo su paleta a cuatro colores principales, con sus tonos intermedios, en estado puro; predominan el amarillo y el violeta, complementarios. Usaba esos colores en estado puro, mediante pequeños toques yuxtapuestos que se fundían en la retina del espectador.
Es la última obra de Seurat, empezado un año antes de morir de difteria. Realizó numerosos bocetos para esta obra y la dejó incompleta. Fue adquirido por Paul Signac que luego la revendió al coleccionista estadounidense John Quinn, con la promesa de dejarlo al Museo del Louvre.
La obra fue expuesta, aunque no estuviera terminada, en el séptimo Salón de los independientes, y durante el tiempo de la exposición murió Seurat.
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