Una constante de Degas fueron sus estudios de la figura femenina, él pintaba repetida veces un mismo motivo con enfoques diferentes.
Quizá Clase de danza sea la escena de ballet más popular de Degas. En ella representa uno de los salones del Teatro de la Ópera de París, en el que un grupo de alumnas de danza escuchan atentamente las instrucciones del profesor. Aunque tal vez ni el profesor ni sus alumnas sean los protagonistas de esta pintura, sino el magnífico efecto de profundidad y la sensación de movimiento que caracterizan la composición. La luz es también un elemento importante, ya que crea una sensación atmosférica especial, diluyendo los contornos de las figuras y otorgando aire al espacio. El manejo casi traslúcido de la luz en la pintura hacen que los esfuerzos de Degas pasen casi inadvertidos.
Este fue su primer intento de una escena de danza a gran escala, encargado por el famoso barítono y coleccionista de arte Jean-Baptiste Faure. Más tarde desarrollaría los dos temas más recurrentes de su obra: bailarinas y mujeres lavándose o peinándose.
La mayoría de las escenas de danza de Degas muestran el esfuerzo y el intenso trabajo de las muchachas por poner una obra en escena. Se podría decir, entonces, que es el pintor de lo que existe al otro lado del telón, del maravilloso mundo del aprendizaje, más que del esplendor del espectáculo.
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