Las claves que aseguran la competitividad y productividad de las pymes

Por Miguel González
Director del Centro de Relacionamiento con el Sector Productivo de INACAP

Nuestro país presenta condiciones favorables para la generación de oportunidades de negocio. Con una economía estable, los espacios para la creación de empresas y el desarrollo de emprendimientos han permitido que muchas nuevas ideas vean la luz y se consoliden como empresas con un horizonte prometedor. Sin embargo, pareciera ser que esta realidad solo se encuentra al alcance de aquellas empresas que logran estabilizarse y sobrevivir al temido “Valle de la muerte”, conocido espacio temporal en que, hasta donde soporta la teoría, un emprendimiento o empresa debe alcanzar su punto de equilibrio y lograr que sus ingresos sean, “a lo menos”, igual a sus gastos.
 
En Chile, de acuerdo con el último Estudio de Dinámica Empresarial, desarrollado por el Ministerio de Economía (2016), al tercer año desde su creación, el 39,6% de las micro empresas dejarán de existir; y de aquellas que logren superar las barreras de entrada al mercado, solo el 5,9% pasarán a la siguiente categoría de tamaño. Para un segmento que concentra a más del 90% de las empresas a nivel nacional, esta realidad presenta desafíos importantes respecto de la necesidad de focalizar los esfuerzos de emprendedores y empresarios, en generar una estructura sólida de gestión empresarial para desarrollar el negocio, y tener soporte operativo que permita la supervivencia y crecimiento.
 
El escaso crecimiento y la falta de rentabilidad, son las razones fundamentales de la desaparición de empresas asociadas al segmento de empresas de menor tamaño (EMT). De acuerdo a ya mencionado Estudio de Dinámica Empresarial, y tomando en consideración un periodo de siete años, el 41, 5% de las empresas no presentan ningún grado de crecimiento desde su formalización, manteniéndose como micro empresa; del resto, el 5,4% cae en la inactividad (sin ventas) y el 47,2% de las empresas deja de existir.
 
Los principales problemas detectados, que sustentan este comportamiento, radican en la falta de un orden financiero, el difícil acceso a nuevos mercados, y la incapacidad de absorber la demanda proyectada. En resumen, por mucho que una empresa ponga su foco en obtener financiamiento para soportar la operación o vender más, son otros los factores que inciden en su estancamiento.
 
Desde el ordenamiento financiero a la exploración de nuevos mercados
 
Con un escenario tan desafiante como el presentado anteriormente, las pymes a nivel local deben centrar su mirada en crecer de manera estructurada y ordenada, superando etapas de crecimiento que den sustento a la operación. Existen cinco niveles de transición a considerar por parte de las empresas, que les permiten generar orden en la gestión administrativa y establecer un soporte sólido para asegurar el éxito a nivel de negocios; la estructura financiera, la visión del negocio, la implementación y crecimiento operativo, el posicionamiento de la marca y la exploración de nuevos mercados, se presentan como las claves para asegurar una adecuada gestión a nivel empresarial. Poner atención a cada uno de ellos, en ese orden, asegurará el cumplimiento de los objetivos trazados en la hoja de ruta del emprendedor.
 
Con todos estos antecedentes puestos en contexto, las pymes deben ser capaces de derribar antiguos paradigmas, salir de la lógica de crecer y vender más como principal foco de atención, y entender que las ventas y el crecimiento no son más que el resultado de la buena gestión.