Hace 20 años, muchas de las cosas existentes hoy en tecnología nos parecían una realidad posible solo en las películas de ciencia ficción. Sin embargo, en la actualidad nos cuesta pensar en un mundo sin Internet, pues el Internet está en nuestros bolsillos, en la ropa que vestimos, en los juguetes, en nuestro trabajo y en casi todo lo cotidiano.

Estamos en un punto de nuestra historia donde tenemos una necesidad de conexión, de saber qué está ocurriendo en el mundo y en algunos casos fuera de él, para así opinar ante una audiencia potencialmente igual de amplia. El propio sociólogo Marshall McLuhan, al acuñar el concepto de “Aldea global” en su libro The Gutenberg Galaxy: The Making of Typographic Man, en 1962, probablemente no dimensionó cuán amplio y real sería dicho concepto casi medio siglo después.

En efecto, en esta década nos toca desempeñarnos en lo laboral y en lo personal por medio de ambientes virtuales y mediante el uso intensivo de Internet. Por ejemplo, hace un tiempo atrás jamás habríamos pensado que el teléfono celular nos serviría para mucho más que para hablar; sin embargo, hoy ha reemplazado al computador en muchas de sus funciones, generándose incluso el concepto de “economía de las App”, donde desarrolladores a muy corta edad pueden crear aplicaciones para celular –propias de un PC– con impacto mundial.

El Internet no influye solo sobre computadores y dispositivos asociados a la informática y las telecomunicaciones, sino que está integrado en procesos industriales, agrícolas, mineros, educativos y en todo lo que tiene relación con el día a día de las personas y con el desarrollo del país. A esto último le llamamos El Internet de las Cosas, concepto propuesto por Kevin Ashton en 1999, el que solo a partir de la disponibilidad de las redes inalámbricas de Internet y de las conexiones de alta velocidad, ha podido desarrollarse en el amplio sentido de la palabra “cosas”.

El Internet de las Cosas puede convertirse en una Segunda Revolución Industrial y tenemos la fortuna y oportunidad única de estar viviendo y ser parte de tal suceso. Todo este proceso genera un sinnúmero de posibilidades para las personas, las cuales queremos acercar a las empresas y a quienes se relacionan con nuestra Institución, con el objetivo de impactar positivamente en el desarrollo de Chile.

Nuestros alumnos, exalumnos y futuros alumnos tendrán la tarea de enfrentarse a este nuevo mundo, y como INACAP deseamos entregarles las herramientas apropiadas para que esto ocurra de la mejor manera. Te invitamos a conocer este concepto, atreverte a aplicarlo y entender que las oportunidades de innovación que tenemos hoy jamás se habían dado de forma tan abundante. Queremos apoyarte y estamos trabajando para que logres interactuar con el mundo; es decir, para que seas plenamente compatible con El Internet de las Cosas.

André Beaujanot Quintana, Vicerrector de Innovación y Postgrado de INACAP

"Transversalidad del Internet de las Cosas", André Beaujanot

“El Internet de las Cosas no se limita al ámbito informático, sino que se extiende a todas las áreas productivas del país”