Eric Mazur

“La forma tradicional de evaluar no mide eficazmente los aprendizajes ni es un predictor del éxito futuro”, dice este innovador académico, experto en física y educación.

Eric Mazur, Académico en Harvard, Experto en Física y Educación

Eric Mazur

“La forma tradicional de evaluar no mide eficazmente los aprendizajes ni es un predictor del éxito futuro”

Durante su participación en el seminario “High Performance in Higher Education”, organizado por la Universidad Tecnológica de Chile INACAP, U-Planner y LASPAU, el profesor de Harvard conversó con MundoINACAP sobre innovaciones en educación, evaluación y las dificultades para cambiar las metodologías de enseñanza.

Eric Mazur suele confesar que cuando empezó a enseñar física aplicada en Harvard, en 1984, se lanzó a la tarea –sin pensarlo mucho– imitando a los profesores que él había tenido: hizo las tradicionales clases expositivas en que él hablaba y los alumnos escuchaban. Y le fue muy bien, era bien evaluado por sus estudiantes, y estos parecían capaces de resolver problemas muy complejos gracias a su docencia. Sin embargo, en 1990 un estudio demostró que la clase expositiva –independiente de la calidad o el carisma del profesor– no generaba una gran diferencia en los conocimientos de los alumnos si se los medía antes y después de un curso. Incrédulo, Mazur hizo la prueba con sus alumnos y el resultado fue el mismo: pese a las buenas notas de sus estudiantes y a lo bien que lo evaluaban, ellos no estaban aprendiendo lo que debían aprender.


A partir de ahí, Mazur desarrolló una metodología distinta de la clase expositiva basada en la colaboración y el aprendizaje mutuo de los alumnos (peer instruction) pues, a diferencias de sus profesores, estos son conscientes de la dificultad de lo que están aprendiendo y más empáticos con sus compañeros que están pasando por el mismo proceso. Este modelo reduce al mínimo el rol del profesor como expositor, pero lo convierte en un facilitador de diálogos significativos entre los estudiantes a partir de problemas y desafíos.

Su modelo surgió en un contexto universitario y científico, ¿es igualmente aplicable en contextos de formación técnica o capacitación, es aplicable a todas las disciplinas?

Cuando empecé a desarrollar este método, lo hice para resolver problema en mi clase (física, en Harvard), y nunca pensé que sería utilizado en otros contextos. Pero, para mi gran sorpresa, con el paso de los años personas de otras disciplinas, en otros contextos y en otros tipos de escuelas, incluso personas en procesos de capacitación, empezaron a utilizar la enseñanza entre pares. Y la razón es que el aprendizaje es siempre el mismo, no importa si estás enseñando física en una escuela selectiva como Harvard, o seguridad química en una empresa; la idea es que las personas aprendan a pensar, y ese es uno de los grandes méritos de la enseñanza entre pares.

Una formación basada en el efecto de los pares, ¿puede ser igualmente exitosa en contextos menos selectivos y con una formación previa no tan sólida?

Por supuesto, puede funcionar en cualquier contexto. Me ha sorprendido encontrar que, tanto en Harvard como fuera de Harvard y fuera también de los EE. UU. (Asia, África, Latinoamérica), esta forma de abordar la enseñanza es igualmente eficaz en contextos menos selectivos, y no solo en física, sino en medicina, veterinaria, y en la disciplina que sea.

De todas las prácticas habituales que ha desafiado con su metodología, ¿cuál es la más difícil de superar del paradigma tradicional?

Lo más difícil es superar las expectativas que tienen los estudiantes y los profesores de un proceso de enseñanza. Dado que los profesores fueron educados asistiendo a clases expositivas, no es llegar y decirles que no hagan clases expositivas y faciliten que los alumnos se ayuden mutuamente en la sala de clases, o reemplazar las clases tradicionales por otros enfoques. Cambiar esa mentalidad implica un esfuerzo grande.

Y no solo con los profesores. Con los estudiantes pasa lo mismo. Cuando llegan a una institución de Educación Superior, ellos ya han pasado por muchos años de formación y la mayor parte de esa formación ha consistido en sentarse pasivamente mientras escuchaban a su profesor. Y cuando llegan a otra sala de clases, pues eso es lo que esperan.

Por ello, una de las principales barreras que he enfrentado es dejar de lado las expectativas tradicionales y alentar a las personas a que se involucren más activamente en su aprendizaje.

 

Sobre evaluaciones y formación docente

Con los años, Mazur ha ido perfeccionando su modelo, agregándole nuevos elementos innovadores que están despertando interés en el mundo de la educación. Uno de ellos es estructurar las asignaturas en sucesivos proyectos grupales que desafían a los estudiantes a encontrar soluciones que tienen un impacto positivo en la vida de las personas (particularmente las más vulnerables), lo que a su vez eleva su motivación. Los grupos son diseñados proyecto a proyecto, a fin de que cada uno cuente con una diversidad de competencias relevantes para su realización. La evaluación descansa tanto en el logro del objetivo del proyecto, como en la percepción que tienen los integrantes respecto de su propio desempeño y del desempeño de los demás, lo que motiva a todos los integrantes a realizar aportes sustantivos y perceptibles. No hay exámenes finales.

Puesto que en su modelo usted prescinde de los exámenes, ¿cómo se asegura de la calidad del aprendizaje obtenido?

Primero debo aclarar que no soy partidario de eliminar las evaluaciones sino eliminar los exámenes finales en que se juega un porcentaje importante de la aprobación de la asignatura, y donde el estudiante tiene solo UNA oportunidad de demostrar lo que sabe. No creo que lo aprendido para pasar estos exámenes finales sea muy significativo. Puedo hacer una larga lista de nombres que, cuando yo era estudiante, tenían las mejores notas del curso y que al cabo de 30 años no sé qué fue de ellos. Puedo hacer otra lista bastante larga de gente que abandonó los estudios y que fue muy exitosa, como Bill Gates, Mark Zuckerberg o Steve Jobs; hay un montón de ejemplos de personas que no fueron tan buenos estudiantes y fueron muy exitosos, así como casos inversos.

Creo que lo que medimos en un examen es mucho menos valioso de lo que pensamos. No es un indicador de la calidad de la educación ni es un predictor de cómo le irá a las personas en el lugar de trabajo.

Sí, creo que debemos evaluar, pero de manera continua a lo largo de la asignatura, con muchas evaluaciones pequeñas que consideren múltiples dimensiones, que midan las habilidades de las personas más que el conocimiento que tengan del contenido. Eso es lo que recomendaría a las universidades y a las instituciones de Educación Superior en general.

El concepto del Aprender Haciendo es bastante antiguo, ¿en qué medida la inclusión de tecnología en el aula puede ayudar a que esta forma de aprendizaje sea más significativa?

Uno suele escuchar que se habla mucho de tecnología, pero creo que la tecnología por sí sola no puede hacer gran cosa para mejorar la educación. Si uno filma una clase y la sube a internet, ¿por qué habría de mejorar en algo la clase original? Para mí, y aunque amo la tecnología al punto de que tengo varios dispositivos en los bolsillos, más importante que la tecnología es la pedagogía. Primero hay que pensar en la pedagogía, en cómo voy a enseñar, con qué método voy a enseñar y recién entonces se debe pensar en cómo voy a usar la tecnología para maximizar esa pedagogía.

Lamentablemente, la mayoría de la gente piensa en la tecnología primero y en la pedagogía después, pero debe ser al revés: la tecnología debe estar al servicio de la pedagogía. Dicho esto, y considerando que vivimos en un mundo dominado por la tecnología, es importante incorporarla en la sala de clases y encontrar usos para ella. No para que los estudiantes estén en Facebook, sino para que usen la tecnología en la clase de la misma manera en que la usarán en el lugar de trabajo.

¿Qué debería cambiar en la formación de los profesores?

La mayoría de los profesores enseñan sin haber recibido ninguna formación sobre cómo enseñar. A uno le piden enseñar y uno lo hace de la forma en que a uno le enseñaron. Si quieres ser un médico, debes tener un título de médico; lo mismo si eres electricista o si quieres ser profesor en un Kindergarten: necesitas aprender a enseñarle a niños pequeños, psicología infantil y otras cosas más. Pero si enseñas en una institución de Educación Superior, cualquiera que esta sea, no se te pide nada salvo replicar la educación que recibiste en tu época de estudiante y con eso debería bastar para que sepas cómo educar. Creo que esto es inaceptable. Deberíamos tener programas de formación para que los profesores sepan cómo enseñar en la Educación Superior. Cuando empecé a enseñar, no contaba con esa formación así que enseñé como me enseñaron a mí. Debemos repensar esto y encontrar una manera de formar a los que forman.

 

Perfil

Eric Mazur nació en Holanda en 1954. Estudió física y astronomía en la Universidad de Leiden, donde se doctoró. Obtuvo su postdoctorado en la Universidad de Harvard, donde empezó a enseñar en 1984. Actualmente es Balkanski Professor de Física y Física Aplicada, tanto en la escuela John A. Paulson de Ingeniería y Ciencias Aplicadas como en el Departamento de Física de Harvard, donde además es Decano de Física Aplicada. Junto con sus investigaciones en nanofotónica y otros ámbitos de la óptica de alta velocidad, ha desarrollado un fecundo trabajo de innovación de las metodologías de enseñanza en su disciplina (como el peer instruction), las que han trascendido al mundo de la educación en general.